Cuando uno es caballo, la vida se le monta y le coloca
en los ojos las mismas anteojeras que llevan los caballos
de las carrozas, de tal forma que solamente se
puede ver hacia adelante, sin la mínima posibilidad
de observar hacia los lados.
Esto hace que la vida lo maneje, lo conduzca por
donde ella quiere, poniéndolo a saltar obstáculos
innecesarios. Pero cuando se es jinete... uno es el que
se monta encima de la vida y por la tanto es uno el que
la maneja y la lleva por donde quiere. No es que los
obstáculos no existan, sino que se observan mejor y se
pueden afrontar y superar de un forma adecuada.
No solo hay que montarse en la vida, sino que
también hay que buscarse varios "caballitos" que
contribuyan a aligerar el viaje y a hacerlo menos difícil.
En estos momentos, usted tiene un trabajo determinado;
ese es un caballito, cabalgúelo hasta cuando
el noble cuadrúpedo lo soporte; cuando usted sienta
que ese caballo ya no puede cargarlo y que se enfermó
de gravedad, usted debe bajarse y conseguir otro, y así
sucesivamente, creciendo durante el trayecto, acumulando
experiencias y conocimientos, aprendiendo
de la vida, pero sin temor a cambiar de caballo. Si el
caballito fallece, usted no va a quedarse al lado del
animal, dolorido, lloroso, decidido a no continuar su
viaje; sería una locura, esperar su propio fallecimiento
al lado del cadáver del animal. Por el contrario:
continúe su viaje; pero en la vida cotidiana existen
personas, que pierden su vida lamentándose al lado
de un caballito muerto. Hay otras, que se montaron
hace 25 años en el primero que encontraron, el caballo
paró hace 20 y aún no se han dado cuenta. Bájese a
tiempo; el secreto consiste en saber cuando el caballito
está debilitándose, incapacitándose para tenernos
sobre su lomo. No le tema a cambiar de caballo.
¡Tome
decisiones!
Sepa cuando debe renunciar a ese trabajo
que no funciona, que no produce lo suficiente, y
busque otro. Alguna vez, dictando una conferencia de
motivación en una oficina gubernamental, pregunté
a uno de los empleados que aparentaban mayor
tiempo en su labor: "Señor, ¿Cuánto tiempo lleva
trabajando con esta entidad?" el hombre me respondió
con cierta amargura reflejada en su semblante:
"Veintitrés años, amigo". "¿Cuánto gana?" Me respondió:
"Un poco más del mínimo". "¿Le alcanza para- vivir
con eso?" Con un desgano absoluto, me contestó:
"Toca". ¿Y sabe usted porqué este hombre ha transcurrido
todo ese tiempo allí?... porque no supo bajarse a
tiempo del caballito. Se apegó a uno que no iba a
ninguna parte. Esa persona se anuló en lo mental y
no supo despertar habilidades para realizar algún otro
oficio, que le representara más dinero.
sera que los trabajos fijos, anulan a las personas ???
Cuando un individuo no posee un trabajo estable,
no depende de nadie, no tiene horario ni sueldo fijo,
debe ser dinámico, moverse para vivir con holgura,
para satisfacer sus necesidades y sus gustos; al buscar
posibilidades, se reactiva su mente. Maneje usted su
vida diaria con este criterio, que es una ley del éxito,
del triunfo. Utilice el caballito solo hasta cuando le
sirva. Cuando no le produzca ningún beneficio, sin
dudarlo, desmonte y busque otro. Todo cuanto el ser
humano se propone, lo consigue en la vida. Piense
siempre en esto. Pero para albergar pensamientos
positivos, es vital quererse y valorarse a sí mismo,
generando comprensión, aceptación y compromiso.
Por lo tanto, amigo lector,
COMPROMÉTASE a
hacer de su existencia diaria, algo que valga la pena.
COMPROMÉTASE
a salir del montón. COMPROMÉTASE
a dejar una huella, un sendero donde quiera
que la vida lo ponga.
COMPROMÉTASE a que el día
de mañana, sus hijos y sus nietos, relaten con
orgullo su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario